ARTISTAS | Por Sala NICE
Chico Herrera (Jueves 9 Febrero)
Chico Herrera hace diana ante un reto ambicioso. Mayor por tanto es su conquista.
En este disco poblado de seres imaginarios, él ensarta de un sólo gesto dos polos. Con un estilo musical maduro y fluido, hace converger la densidad que Borges transita, con la luminosidad que él y su música irradian. En ese ejercicio de aproximar extremos, él deja la última palabra a la música. Sus temas caminan con una deliciosa y aparente sensación de ligereza.
Chico nos coloca ante un canvas de personajes llenos de simbolismo. Tendiendo puentes, mostrándonos el paisaje que se extiende a ambos lados y bajándonos, en definitiva, la luna a las manos.
Una entrada con arreglos de cuerda marca el arranque de este viaje sonoro por el universo mitológico de Borges, por el amplio espectro musical que pueblan las criaturas a las que Chico hace sonar en diversos registros. Pueblan sueños, paraísos, asfaltos, castillos y bosques. Lugares húmedos preñados de vida en proyecto y en proceso. La voz de Borges se espacia entre las cuerdas de la guitarra mientras el sonido del cello mece el aire y nos va llevando.
"Sin miedo y sólo, sin miedo a nada, decide avanzar" dice el tema A bao a qu, y ese leit motiv resuena en todo el disco como un mantra. Más allá de los caminos trazados, más, muchísimo más allá, la Música, la buena música, escribe su historia en letras pequeñas; el tamaño en el que, como bien es sabido, se escribe siempre lo importante, lo insoslayable. Y este disco lo es.
MÚSICA con todas las letras, y por encima de todas las etiquetas. No las precisa, las desborda.
Si el tema inaugural suena a Jamaica, el marovany (instrumento de Madagascar con forma de maleta) de La casa de Asterión nos transporta hasta África con el sonido que le sacan las manos del músico Kilema, haciéndonos viajar por paisajes meridionales más cálidos. El trombón, la guitarra, la voz y el saxo, sirven de vehículo en este viaje que crece y se expande con Youwarkee, isla Descubierta.
”Te descubrí sin querer lavando tus alas, mitad pájaro, mitad Ángel y entonces supe que contigo iba a casarme”.
La voz de Chico Herrera se transfigura en la de Leo Minax en Hechos de tiempo, un tema que funciona como el hallazgo de un tesoro en una cueva; aún guarda más sorpresas: el incontestable recitado del cantautor y poeta Pablo Guerrero.
De ahí al tono más funky de Odradek con el que atravesamos de nuevo el Atlántico rumbo sur, recuperando el verso de Borges con el sonido habanero de una trompeta maleconera que trae brisa cubana y argentina en el golpeo del contrabajo de Pedro Delgado.
El jaleo del sur llega con la percusión, los coros y el saxo de Bahamut y Kuyata. Para adentrarnos por ritmos africanos en Hamadríada.
Los Demonios espolea las ganas de directo, nos dice que estamos ante un disco que habría que disfrutar en vivo. No queda lugar a las dudas tampoco cuando escuchamos la voz de Chico, tan firme como sinuosa, discurriendo suavemente junto a la de Esmeralda Grao. Sus voces se buscan, se amoldan, se encuentran. Se dan. Se vierten y se pierden, para interpretar El doble arropados por la guitarra española de Pedro Pedrosa.
Maravilloso sonido El devorador de las sombras, con un chapoteo evocador de esos seres maravillosos que Borges imaginaba, y sobre los que Chico escribe ahora haciéndonos sentir el hallazgo.
Los dibujos de Josemaría Mejorada en la portada, dan forma a esos seres irreales, ponen el contrapunto pictórico a esta jungla por la que deambulan seres que no están al alcance de los ojos. Hay que desbrozar con la mirada la abigarrada selva para encontrarlos. El trazo negro atrapa de manera insidiosa la pupila. Obliga a buscar: Nada está en la superficie, todo la pupila. Obliga a buscar: Nada está en la superficie, todo tiene más capas, parece decirnos Borges. Todo convive en la experiencia vital, todo confluye, creemos escuchar a Chico.
Más puentes, más extremos encontrados. Todos se condensan en esta gema musical que busca salir al mar para surcar latitudes y arribar a todas las orillas a las que debe su sabor y su brisa. Una suerte de tropicalismo cordobés (si es que algo así es posible en la meseta) devolviendo siempre la ligereza al paso.
Entre los troncos del bosque ya vimos que hay seres que nos están mirando. Mejorada los describe certeramente con su trazo. Chico Herrera los dibuja poniéndoles color con su voz y su guitarra. Y todo suena en una armonía perfecta que enriquece la experiencia.
Borges suena como él y como otro: “Je est un autre”, que decía Rimbaud o “Borges y yo” que dice el propio Borges cuando concluye “No sé cuál de los dos escribe esta página...”
La de este disco la ha escrito Chico Herrera. Nosotros, confiados, nos dejamos guiar dentro de esa cueva ignota que nos propone con su música, descubriéndonos un territorio virgen para la conquista. Ávidos de seguir explorando, de pasar más tiempo entre sus grutas como abnegados buscadores de oro, persiguiendo sonidos con los que seguir soñando.
(Texto de May Gañán ,periodista y artista)